VII – POEMAS

A MANUEL.  Dos poemas… 

TIEMPO PERDIDO 

Había tanto qué decirte 

y al tiempo no le di su valor, 

no pensé que tan pronto fueras a irte 

y dejarme sola sin tu amor 

Hubiera querido decirte 

cuánto,cuánto te amaba 

pero pensaba…hay mucho tiempo 

decía: mañana…y me quedaba callada. 

Dejé el tiempo que corriera 

como el agua entre las manos 

y ojalá hoy yo pudiera 

regresar a tiempos pasados 

Pobre tonta e ilusa de mí 

que conociendo por La Palabra 

de que todo tiene un tiempo, al fin 

dejé que el tiempo se pasara. 

Cuando te lo vine a decir 

yo no sé si me escuchabas 

pues estabas postrado en cama 

con tus ojos tan cerrados 

Yo no sé si me escuchabas 

con el alma ruego así haya sido 

pues una lágrima rodaba 

por tu rostro adormecido 

Señal que sí me escuchabas 

¿Qué habrás querido decirme? 

Cuando ví correr tus lágrimas 

Yo quería hasta morirme. 

No sabes qué impotente me sentía 

Sin poder hacer por ti, yo nada 

Mi corazón sentía se rompía 

Y a mi dolor nada, nada mitigaba.

Cuánta verdad hay en La Palabra 

“Tiempo de callar…tiempo de decir, 

tiempo de nacer…tiempo de morir, 

tiempo de quedarse…tiempo de partir” 

El tiempo de partir fue para ti 

El tiempo de quedarse para mí 

Y no es cosa de cuándo o cómo tú quieres, 

Pues eso es cuestión de grandes leyes. 

(Noviembre, 1989) 

LA NOCHE 

De la noche la sombra va cayendo, 

y al flotar en mis manos sin tocarla 

el perfume de tu esencia va dejando 

caer en mi lecho como gasa delicada. 

Calladamente con amor yo la recibo 

como regalo tibio que me da la noche 

y me quedo quieta, pues así percibo 

la esencia de tu ser y permito que me toque. 

El sutil velo de la noche va dejando 

que penetren los rayos de la aurora 

lentamente la noche se va alejando 

y con ella la esencia de tu ser se va llevando dejándome otra vez tan triste y sola. 

Pero de la aurora el rayo de luz bastó 

Que penetrando también y sin tocarlo, 

Diera luz a mi corazón, iluminando 

A mi triste ser que seguirá esperando. 

Y tengo la esperanza de volver a sentirla 

Una noche más al final de cualquier día 

Que esperando su sombra como amiga 

Llegue trayendo de la lejanía 

A poner en mis manos tu esencia divina. 

(17 de febrero de 1994)